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miércoles, 23 de junio de 2010

Túneles y chilenas en África (10)

¿SOÑAR Y NADA MÁS?
Por Diego Alonso Sánchez Sánchez
Como van las cosas en Sudáfrica, los suramericanos podríamos hacer realidad un sueño que tenemos desde hace ya varias décadas: la final de un mundial de fútbol entre Argentina y Brasil. No se asusten, no es optimismo desbordado, es que por lo visto hasta el momento en la tierra de los leones, no hay ningún otro equipo que haya mostrado más jerarquía y categoría que los dos colosos suramericanos.

Sólo imaginar esa final pone los pelos de punta. Ver a Messi, el mejor jugador del mundo, enfrentando a Lucio, el mejor defensa del planeta; a Kaká frente a Mascerano; y a Luis Fabiano frente a Walter Samuel sería un plato para degustar y saborear con todas las papilas gustativas futbolísticas.

Brasil, así juegue cuando le dé la gana, muestra siempre en la cancha que los jugadores de ese país nacen con oficio futbolístico y, obviamente, que vienen a este mundo con una neurona más, en forma de balón de fútbol. Además, tiene un técnico como Dunga que en cada partido les demuestra a los torcedores brasileros que no es tan burro como le gritan desde la tribuna.

Y Argentina, aunque Maradona es más un consejero que un técnico, tiene unos excelentes jugadores, con una inmensa vergüenza deportiva; siempre dejan todo en la cancha y hay que derrotar primero su orgullo y su amor por la camiseta, que su nivel futbolístico. (Argentinos, por favor no se lo crean del todo)

Además, con las pobres presentaciones de los equipos europeos que están participando en el campeonato, salvo contadas excepciones, creo que este año será la reconquista de la corona para Latinoamérica. Y si a eso le sumamos la gran decepción de los equipos africanos, que evidencian un gran retroceso en relación con lo que habían mostrado y demostrado en mundiales anteriores, el camino está expedito para que el título se quede en nuestro continente.

Así es que, analizando el nivel de las selecciones suramericanas y mirando cómo se cruzan los grupos, es muy posible que pueda darse esta final soñada para nuestro continente. Incluso, sería posible que cuatro equipos de este lado del charco accedieran a las semifinales, sólo que de ahí en adelante tendrían que enfrentarse directamente.

Considero que es posible que se nos cumpla el sueño y quizás podamos ver en una final del mundo la magia de Messi para dejar rivales en el camino con el balón pegado a sus pies, la elegancia de Kaká para hacer pases al vacío y dejar a sus compañeros mano a mano con los arqueros, la sapiencia de Verón para manejar los ritmos del partido y la brillantez de Luis Fabiano para definir en el área.

Sí y sólo así, se salvaría este mundial tan malo. Y entonces sí, como diría un narrador colombiano, podríamos gritar a todas voces ¡que viva el fútbol!

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