Túneles y chilenas en África (1)

ME SUEÑO UN MUNDIAL
POR Diego Alonso Sánchez Sánchez

A propósito del mundial que comienza, estos son los sueños de un aficionado cualquiera al espectáculo más grande del mundo.

Me sueño un baile de tango futbolero, al estilo de Susana Rinaldi o Carlos Gardel, pero orquestado por Verón y bailado por Messi, Higuaín y Tevez. (Aunque el director de orquesta no sepa de partituras).

Me sueño una naranja mecánica dulce, que me recuerde el jugo futbolístico que alguna vez nos hicieron beber Gullith y Van Basten

Me sueño un equipo español que nos reconquiste, después de esa hermosa invasión de fútbol, toque y goles de la Eurocopa.

Me sueño una Inglaterra de pases rápidos, largos y acompasados, como las canciones de los Beatles.

Me sueño un Brasil de un fútbol lírico y seductor como la samba y las garotas. Que nos deje ver algo de la magia de Pelé, la elegancia de Sócrates, la rapidez mental de Romario y la acrobacia de Rivaldo.

Me sueño con cualquier equipo africano, el que sea, que se atreva a irrespetar la tradición con la agresividad de un leopardo; que le agregue la inteligencia y sagacidad de una gacela; que pise fuerte como los elefantes; y que, cuando vaya ganando, no esconda la cabeza en la tierra como el avestruz.

Me sueño una Alemania con más fútbol que potencia física, con más atrevimiento que cálculo. Con más arte que parte.

Me sueño un Portugal que se deje montar en las bicicletas de Cristiano Ronaldo, que vuelva la pelota “sabrosa” con Simao y que ataque con los dardos envenenados de Dany y de Tiago Mota.

Me sueño ver una Francia elegante como Platiní, brillante como Zidane y que sepa jugar como equipo; con su estilo europeo salpicado de la picardía latinoamericana.

Obviamente, me sueño un próximo mundial con la presencia de Colombia. Con una selección con mucho toque-toque, y de aquello… todo.

Y sí, me sueño todo eso, aunque el mundial no me deje dormir.