Powered By Blogger

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿DÓNDE ESTÁ LA BOLITA?


Por: Diego Alonso Sánchez Sánchez

Me contaba alguna vez un colega periodista, quien también fue dirigente deportivo, que hace algunos años el presidente de un club argentino le decía estas palabras: los jugadores de fútbol colombianos son igualitos a los argentinos, pero desde los pies hasta los hombros solamente. De ahí para arriba, los gauchos son muy superiores.

Y no hacen falta muchos dedos de frente para comprender la comparación y, obviamente, aceptarla. No es que los argentinos sean mejores cabeceadores que los nuestros, o que tengan el cabello más largo o que sirvan más que los de aquí para protagonistas de novela; es simplemente que tienen la cabeza mucho mejor puesta. Y así lo demuestran diferentes sucesos ocurridos con futbolistas colombianos durante los últimos meses.

Primero fueron unos jugadores del Junior que adelantaron el carnaval y se fueron de juerga a demostrar sus cualidades de bailarines. Luego, fue una de las grandes promesas del fútbol colombiano a quien dicen que se le subió el ego a la cabeza y comenzó a comer como desplazado en banquete gringo hasta que se le hinchó el estómago, casi tanto como a Leider Calimenio. Y hace poco, un futbolista recién enviado al exterior que se devolvió porque dizque está lesionado y no le paraban bolas en su club europeo, pese a que en el equipo niegan la versión.

Son ejemplos que muestran y demuestran que lo que decía el dirigente argentino es cierto y no hace parte de la habitual prepotencia de los coterráneos de Dieguito. Los colombianos tienen la misma técnica y las mismas o más condiciones, pero mucho menos cerebro que los gauchos. Al margen de Maradona, que es caso aparte, es difícil ver a un jugador de la tierra del churrasco envuelto en peleas callejeras, o dándole patadas a un bus, o dando bala montado en un caballo, o acusado de haberle robado una cadena de oro a alguno de sus compañeros en una concentración. (Y tampoco se vale “burrito” alguno).

No, los argentinos se saben comportar, tienen muy claro para dónde van y cuál es su lugar dentro y fuera de las canchas. Por esa razón triunfan en cualquier liga del mundo, por eso el fútbol de ese país exporta jugadores en cantidades industriales cada año y por eso son figuras en los mejores torneos del mundo. Y por eso mismo, como en un álbum de un mundial, los grandes clubes del mundo consideran que se necesitan 5 jugadores de esta tierra para cambiarlos por un argentino.

El problema, más que sobre diagnosticado, es la falta de cultura de los futbolistas nuestros. Es innegable que la gran mayoría ven en el fútbol la oportunidad de sacar de pobre a su familia, de conseguir “la casa pa’ la cucha” y de conocer el mar. Eso lo demuestran los muchos que se han ido a grandes ligas y terminan en torneos de media petaca, a muchos les es imposible adaptarse a nuevas culturas. Otros han tenido que regresar con el rabo entre las patas porque, al parecer, les hace falta la barra de la esquina, los amigotes del barrio.

Lo peor es que mientras no haya una política pública que obligue a los equipos, y a la propia Federación, a implementar sistemas de formación que incluyan bachillerato, carreras técnicas o profesionales, y capacitación en asuntos como protocolo, comportamiento ante los medios y finanzas personales, seguiremos viendo y viendo caer ídolos de barro y continuaremos asistiendo a historias de pelotas enredadas en alcohol o en faldas callejeras. Y lo máximo que podremos aspirar será a tener 10 ó 20 jugadores en el fútbol venezolano. Mejor dicho, si Chávez no nos compra carros, pues le enviamos troncos…

Pregunta: ¿quién será el campeón de esta Liga Postobón?

Respuesta: pues dicen que:

A Nacional lo llaman clase media, quiere gozar como rico con una nueva estrella pero no tiene con qué.

A Santafé le faltan unos años para que se le acabe la maldición. América esperó 50 años; Medellín, 45. ¿Serán 40 para los cardenales?

Al Huila… con ese calor, qué pereza.

A Equidad, como dice el profesor Alexis, es “seguro” que los árbitros se la montan en esta final.

Cúcuta, así tenga un “buenaños” y viva en un “Barrionuevo”, posee un técnico todavía muy “nene” para salir campeón.

Tolima es como los borrachos viejos, al final siempre se cae.

Al Quindío, la cosecha no le alcanza para tanto.

Y Once Caldas depende de que a Dayro le dé la gana.