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martes, 15 de junio de 2010

El mundial desde la casa (5)

EXTRAÑA PESADILLA
Por Jhon Jaime Osorio

Debo confesar públicamente que me dormí viendo jugar a Brasil. Me da pena contarlo, pero hasta ronqué mientras el favorito de todos hacía su debut.

Para mis amigos del fútbol no tengo excusa válida. Podría decirles que fue culpa del cómodo sofá que escogí para apoltronarme ante el televisor en este mundial; pero es el mismo de los 13 partidos anteriores y ni siquiera en el Eslovaquia – Nueva Zelanda el letargo me golpeó como hoy. También podría argumentar que pagué tributo a las cinco madrugadas consecutivas para ver los partidos (el primero se ve a las 6:30 a.m. de mi país); pero no creo que el pretexto sea válido, teniendo en cuenta que como todos, yo también esperaba con ansias el debut del pentacampeón.

Quisiera justificarme diciendo que estaba muy cansado de escribir una nota diaria para este blog; pero si lo hago de forma voluntaria, por gusto y sin cobrar un peso, pues no es justo atribuirle a este ejercicio el estado onírico de hoy. Tal vez la causa real hayan sido las dos cervezas que me tomé para disfrutar del “jogo bonito”; excusa muy creíble por la falta de costumbre, pues en mi cuidad, Medellín, es prohibido tomar cerveza en el estadio cuando uno va a fútbol, según las autoridades porque eso “general violencia” y además es “falta de cultura”.

En fin, no quiero justificarlo más, pero lo cierto es que me dormí. Morfeo se apoderó de mí justo después de las primeras pinceladas que nos regaló Robinho. Hasta ahí me acuerdo, cerré los ojos y caí profundo. No sé si lo que soñé fue una pesadilla, pero sí sé que fue algo extraño.

Primero soñé que lo del pobre fútbol del mundial era una epidemia, que se extendía cada día por todo el planeta a una velocidad incontrolable, que no había vacuna que la cortara, que se propagaba a la velocidad de un AH1N1 y que Brasil se había contagiado.

Después soñé con una vieja película de la guerra en Vietnam. Aquí los americanos vestían de amarillo y verde; los orientales usaban prendas rojas, eran coreanos y no tenían el clásico sombrero en forma de cono sino que calzaban guayos; y el objetivo de la guerra era meter la pelota en terreno de Corea. Los orientales, como lo vietnamitas, estaban por todos lados y evitaban que los de amarillo pudieran llevar a cabo sus acciones.

Lo extraño del sueño es que al final del mismo vi a Dunga no hablando sino rebusnando y a un estadio repleto haciendo sonar una extrañas vuvucelas que dejaban salir un sonido africanizado que alcancé a traducir como el coro “burro, burro, burro”.

Fue en ese momento cuando me desperté. El grito de gol del vecino me volvió a la realidad. Maicon había marcado un golazo que alcancé a ver en la repetición. Estaba exaltado, no por el gol, sino por el abrupto despertar. Menos mal el gol de Elano y la jugada de Michel Bastos con túnel, ocho largo y juego de piernas en una misma acción me volvieron a la realidad y me dejaron ver la magia de Brasil que todos estábamos esperando. Al final, ¡qué rabia! Los coreanos marcaron un gol y dejaron un sinsabor en el debut de los pentacampeones.

Ahora que he visto los resúmenes de los noticieros le doy gracias a Dios por haberme dormido… no hubiera resistido esos 60 minutos de un Brasil sin magia. ¿Será que Dunga tendrá esta noche el sueño tan pesado como yo? No creo.

1 comentario:

  1. señor jhon jaime osorio, le apoyo su analisis del partido brasil - korea pero no comparto con ud que diga que todo el partido fue lleno de malas jugadas. Al dormirse pienso que perdio la emoción que el juego tomo cuando brasil hizo ese gol con ese estupendo disparo por todo el palo del arquero que quedo sin ninguna reacción. pienso que para ser el primer partido para brasil se puede comparar tambien con el nivel de argentina donde en su primer partido demostro un juego debil y lo catapulto con una clara opción de gol que fue concebida por el delantero estrella de el futbol club barcerlona messi y rematada con un excelente cabezazo de gabriel heinze.

    att alejandro vargas
    u lasallista

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