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sábado, 3 de julio de 2010

El mundial desde la casa (22)

DUNGA CON LA DE ÉL, BRASIL SIN LA DE ELLOS
Por Jhon Jaime Osorio

A Brasil le sobró confianza, por eso se fue del mundial. A Ghana le faltó jerarquía, por eso dejó a África sin sueños campeoniles. Los dos equipos que se fueron ayer del mundial tuvieron una circunstancia común: empezaron ganando y no supieron qué hacer con el marcador.

Brasil nos volvió a ilusionar. Nos regaló otros 15 minutos de jogo bonito, de ese fútbol de filigrana y fantasía que no le gusta a su técnico, pero que los jugadores transpiran porque lo han incorporado a lo largo de sus vidas. En cualquier equipo de Brasil siempre será un pecado mortal no tratar bien la pelota, y eso fue lo que hizo la canarinha después del gol de Robinho. Brasil se metió atrás por gusto, no por la presión de Holanda, quiso trabajar el resultado, aguantar un poco, “descansar con la pelota” como dice alguno de mis colegas; pero Brasil no está hecho para eso. Por hacer lo que le gusta a Dunga, terminó cayendo en la provocación, enredado en defensa, desesperado e inseguro. Creyeron que ya estaban en la semifinal y se apearon del mundial.

En días pasados dije que Brasil venía en crecimiento; que cada vez nos regalaba más minuticos de buen fútbol; de toque, de finta, de alegría, de trópico. Ayer decreció y cayó hasta el fondo. Cuando Wesley Sneijder, un jugador de 1,70 metros, marcó de cabeza en el área de Brasil, entre los dos mejores centrales del mundial, entendí que esa caída era libre y que no habría barranco que atajada de ahí para abajo. Brasil le entregó la pelota a Holanda, y los cariocas no saben jugar al fútbol sin ella.

Brasil se fue porque su técnico quiso jugar contra natura, porque prefirió el músculo a la habilidad, porque quiso jugar a lo europeo y no a lo latino. Dunga conformó un equipo a imagen y semejanza del seleccionado del 94, con el que él fue campeón,; pero la historia no se equivoca dos veces.

Hizo falta Elano. Pero también brillaron por su ausencia Ronaldinho, Ganso, Pato, Neymar y algunos más que juegan bien a la pelota, que son flojos para marcar y correr, pero que piensan. Brasil 2010 no tuvo cerebro; ojalá la versión 2014, con la cita orbital en casa, nos regale ese fútbol con el que fueron eliminados en el 82 sin que se generara el drama y la polémica que se desató desde ayer.

Los estilos no son eternos, pero requieren cambios progresivos y lentos. Lo estamos viendo en Alemania, en Holanda y en España; tres semifinalistas que llevan más de ocho años apostándole a cambiar. Uno puede perder, pero con la de uno. Dunga perdió con la de él; pero Brasil perdió con la que no es de ellos.

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